Había una vez en el Bosque Encantado, una comunidad de animales de todas las especies que convivían en armonía. Entre ellos, había un grupo de pájaros, conejos, y ardillas que se reunían diariamente para compartir historias y consejos sobre la vida en el bosque. Un día, un pequeño colibrí llamado Alerón se unió al grupo.
Alerón era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Sin embargo, algo en su actitud llamó la atención de los demás animales: siempre estaba hablando sobre cómo ser más fuerte y valiente. Alerón, inspirado por las historias de los otros animales, decidió demostrar su valentía desafiando a los animales más grandes y fuertes del bosque. Comenzó a burlarse de los conejos por ser pequeños, de las ardillas por ser rápidas, y de los pájaros por ser débiles. Pronto, su actitud arrogante y de burla se convirtió en Bullying hacia los animales más vulnerables del bosque. Los otros animales se sintieron incómodos con el comportamiento de Alerón, pero no sabían cómo detenerlo. Hasta que un día, durante una de sus burlas, Alerón lastimó accidentalmente a un pequeño conejo llamado Rizos. El conejito quedó herido y asustado, y los demás animales se dieron cuenta de que el bullying de Alerón tenía consecuencias graves. Entonces, los animales más sabios del bosque decidieron intervenir.
Organizaron una reunión urgente y explicaron a Alerón que su comportamiento no solo era injusto, sino también peligroso. Le mostraron cómo sus palabras y acciones podían lastimar a otros y crear un ambiente de miedo y tristeza en el bosque. Alerón se sintió avergonzado y triste al darse cuenta del daño que había causado. Se disculpó sinceramente con Rizos y prometió cambiar su actitud. Los demás animales aceptaron su disculpa, pero le recordaron que la verdadera valentía no radica en lastimar a otros, sino en ser amable y compasivo.
Desde ese día, Alerón se
convirtió en un defensor de la justicia y la amabilidad en el Bosque Encantado.
Aprendió a respetar a todos los animales, sin importar su tamaño o habilidades,
y se convirtió en un ejemplo de cómo el respeto y la empatía pueden crear un
ambiente de armonía y paz en la comunidad. Y así, gracias a la lección
aprendida por Alerón y los demás animales, el Bosque Encantado floreció con la
amistad y el respeto mutuo, recordando siempre que la verdadera fortaleza
reside en el corazón bondadoso y en el cuidado de los demás.
